Estaba experimentando algo muy parecido al DOLOR. Quise saber, pero yo ya había decidido no saber cómo saber. Y no supe. No fui libre de saber. No fui libre. Me di cuenta que al decidir no saber cómo saber me había causado un daño a mí mismo y quise huir de mí mismo y por supuesto no pude.Entonces supe que quería huir. Huir era dejar ese espacio.Pero era el espacio que habíamos delimitado juntos con “el otro”… No podía huir del espacio sin llevarme conmigo al otro y al misterio entonces sólo me quedaba una salida: EXCLUIR AL OTRO DE MI ESPACIO. Achicar aún más mi espacio, abandonando los puntos en común con el espacio del “otro”.
Mi espacio era muy grande, pero sentí que algo perdía. Sentí una pérdida. Para “achicar” mi espacio tenía que no saber que había “otro”, que había habido un espacio en común, que con ello estaba excluyendo al “otro“. Claro, el “otro” simplemente estaba jugando a dejarme un misterio y se sintió agredido por mí cuando lo excluí. Él sintió dolor. Y yo sentí su dolor. Era… sí, era la primera vez que sentí verdadero dolor. Y decidí no saberlo. Y comencé otro juego… y esta vez yo dejé al otro con un misterio… total, antes me lo habían hecho a mí, ¿no?… y él sintió dolor y así sucesivamente…