Tranvía

Mi tía «Tatata» se mudó del conventillo. Fue a vivir a una casa en la calle Rondeau (se pronuncia rondó). Para ir a visitarla teníamos que tomar un tranvía.

Me acuerdo que el valor era 5 centavos.

Un día, íbamos con mi mamá a visitarla y ella subió en el tranvía y yo atrás de ella. Cuando el tranvía arrancó, mi mamá se cayó al suelo quedando extendida de bruces. Yo me asusté mucho, y un hombre la ayudó a levantarse.

En otro momento el motorman le dijo «-Pase, abuela» y yo le retruqué «-No es mi abuela, es mi mamá». Pero él aún me dijo -«Pero yo le digo abuela.»

No me gustó.


En otra ocasión, mi mamá subió primero… y el motorman cerró la puerta… y yo me quedé solo en la acera. De nuevo la sensación de abandono. De nuevo la laguna mental. De alguna forma me reuní con mi mamá… no sé como.