Individuación y Desprendimiento

Mi serenidad absoluta me permtía sentirme bien por el solo hecho de EXISTIR, de tener consciencia. Y de tener consciencia de esa consciencia. O sea, simplemente «saber que SOY». Que existo.

Como tenía la capacidad potencial de hacer lo que quisiera, en un instante sin tiempo decidí ser alguien. No ya solamente saber que soy.  Pero… para ser «alguien» tendría que identificarme, no ser «alguien más», no ser «otro». Precisaba de una identidad, algo que me diferenciase de…

¿De qué o de quién?

¿Cómo «diferenciarme»?

Ampliaré un poco el concepto de «Serenidad absoluta»: la capacidad potencial de hacer cualquier cosa va acompañada de la capacidad de saber cualquier cosa, pues al no existir el TIEMPO, tampoco existe el espacio… o mejor aún: existe la consciencia de INFINITO, de la TOTALIDAD DE TODO.

Entonces, la forma más simple e inmediata de diferenciarme, es… CREAR ESPACIO. «Mi» espacio, no ocupar un espacio (pues no lo hay), sino crear mi propio espacio.

Y así lo hice.

Lo primero que percibí entonces fue que estaban siendo creados MUCHOS espacios, lo cual tendrá un efecto que enseguida explicaré.

Así, mi individualidad estaba definida por el espacio que yo había creado. «Yo» pasé a ser «yo» porque yo era mi espacio y no el espacio de ‘otros’.

No incomodaba a nadie, No tomaba el espacio de nadie más, no interfería con el espacio de nadie más… porque entonces era obvio que ya había «alguien más». MUCHOS «álguienes más».

Entonces pude percibir otros espacios en la vecindad del mío.

Los puede percibir porque yo había asumido un PUNTO DE VISTA. Al tener mi propio espacio, yo podía SER mi propio espacio y eso constituía mi PUNTO DE VISTA.