Trípode

Me encuentro en un torbellino, como si estuviese en el centro de un «tornado al revés», o sea que el tornado engullía todo, en vez de elevarlo y aventarlo lejos.

Pero era un «tornado» muy especial: estaba diseñado para aprisionar un espíritu, un ser, no con «viento», sino con un monstruoso conjunto de campos de fuerza, campos electromagnéticos, para ser más preciso.

Y yo estaba «preso» en él, en su centro.

Pero quería liberarme y no sabía como.

A pesar de no tener cuerpo, de ser espìritu «puro» (o sea puro espíritu), sí podía generar, crear energía a mi alrededor, o sea en la vecindad de mi centro de consciencia.

Comencé a ejecutar una especie de «danza ondulante» (quien leyó ‘Mi existencia‘ sabe a que me refiero) de energía. Con ello alteraba levemente el campo que me aprisionaba. En realidad eran TRES campos sincronizados, como después supe.

Cada vez que ocurría una oscilación de la «danza» los campos se desequilibraban un poco, hasta que el desequilibrio fue lo suficientemente intenso como para que uno de los tres campos fuese tan fuerte en relación a los otros dos, que me expulsó violentamente de mi «prisión».

Nunca supe por qué fui «preso» en esa trampa, sólo supuse que yo era objeto de experimentos de alguna civilización maquiavélica.

Mientras estaba «preso» mis percepciones , mi percepción (no puede llamarse «sentidos») estaban «cegados» por el intenso campo energético circundante, pero cuando «salí», pude «ver» un escenario gigantesco, una descomunal plataforma con aquella diabólica máquina en forma de trípode.

Pero no vi a nadie, no percibí la presencia de nadie más.

No sé como llegué a caer en esa trampa, no sé como llegué ahí, ni adonde fui después. Tal vez nunca lo sepa.