Mis recuerdos en la cuna eran de un aburrimiento insoportable.
Una sensación de soledad enorme.
Me ponían sonajeros y juguetitos, que no me llamaban la atención para nada.
A mi mamá la veía muy poco, estaba casi todo el tiempo durmiendo, me tenía muy poco en los brazos, no me hablaba y me daba «Baberlac»

y «Predilac» o «Pedialac», no me acuerdo bien, pero sé que ella decía Predilac.
